Jose Artiga Addendum – Spanish

ADENDA AL ARTÍCULO DE NACERE JOSE ARTIGA ESCOBAR

Nota del editor: Publicamos la historia completa de José en junio del 2015. Si usted es nuevo en nuestro sitio web y no lo leyó, puede verla escribiendo “José Artiga” bajo el cuadro de historias de búsqueda en nuestra página principal. José añadido recientemente la traducción completa de su historia al español.

Además José desea compartir el evento de su captura que le sucedió durante la Guerra Civil. La Eileen a la que se refiere y quien vino a su rescate no es nada menos que su esposa, Eileen Purcell, quien movió cielo y tierra para rescatarlo a miles de millas de distancia.

Captura de José Octubur 1989 (Spanish translation)

Habíamos entrado a El Salvador con la cuarta repatriación de los 20,000 refugiados de Mesa Grande, Honduras que salió la última semana de octubre de 1989, nos repartimos entre las diferentes comunidades repatriadas. En las tres repatriaciones anteriores no habían dejado entrar la delegación de Going Home. Ron Morgan, Bob Perillo y yo nos fuimos con la gente de Corral de Piedra, hoy Ellacuria en honor al Rector de la Universidad Centro Americana UCA asesinado. El padre jesuita Larry Castañola y Nicolás Avelar se fueron con la gente del Tremedal y así.  Después de dejar a la gente nos invitaron a ir hasta Arcatao a tomar testimonio de la represión del ejército contra la población civil.

Sabíamos que corríamos peligro y para camuflar nuestra salida de la zona se organizó la directiva para sacarnos en medio de mucha gente que vendríamos en un camión.

El retén nos estaba esperando y en el registro capturaron a Ron y Bob pues sobresalían del grupo, yo por ser salvadoreño y chele como los chalatecos no me descubrieron, pero me entregue para acompañar a Ron y Bob que no hablaban español y eran mi gente de la delegación de Going Home.

Los soldados dejaron pasar el camión con la gente y a nosotros nos condujeron al cuartel de Chalatenango. Yo note que también se quedó “María” una mujer que venía en el camión y nos siguió de lejos hasta el cuartel y se apostó entre la gente al cruzar la calle acompañándonos.

Maria Chilchilco

Maria Chilchilco

Nos tuvieron en la plaza del cuartel “detenidos” sin dejarnos mover.  De repente se acercó un niño, de los que venía en el camión, vendiendo el periódico y en vos baja me dijo haga como que está viendo el periódico y ponga un número de teléfono a quien llamar. Yo escribí el teléfono de la Fundación SHARE en Washington DC (202) 319 5540 y el niño se llevó el periódico al convento donde la gente de la comunidad estaba movilizando para nuestra libertad y llamaron a Eileen Purcell y le explicaron que nos habían capturado. Dadas las condiciones de la represión a los capturados los desaparecían. Era urgente.

María quien nos estaba cuidando, arriesgando su vida, seguía frente a la plaza escondida entre las vendedoras. Yo la buscaba con la vista y sólo veía sus ojos cafés. Nos tuvieron en la plaza del cuartel por varias horas. Eileen iniciaba una campaña nacional poderosa donde estaba movilizando cielo y tierra demandando nuestra libertad, contacto a todo el mundo hasta llegar al Departamento de Estado. Nosotros estábamos resistiendo que nos movieran a la Quinta Brigada porque era famosa por desaparecer capturados y asesinarlos. Exijamos que nos permitieran una llamada a la embajada de Estados Unidos para dejar récord  de nuestra captura. Ya cansados y con hambre, por la tarde llegaron tres asesores del ejército de EEUU, hicimos la llamada a la embajada y procedieron rápidamente a movernos a San Salvador. Nos pusieron en un vehículo militar blindado, a Ron y a Bob en la parte blindada y a mí en la parte descubierta. Los soldados dijeron que había peligro de una emboscada y en ese caso yo moriría con seguridad.

UCA Chapel, Martyrs

UCA Chapel, Martyrs

Cuando nos alejábamos de la plaza pude ver que María que nos había acompañado todo el día salió de entré la gente y me hizo una señal de aliento con un pañuelo blanco.

En la noche llegamos a lo que después descubrimos era el cuartel general de la Policía de Hacienda PH famosa porque nunca retuvo prisioneros y después se encontraron múltiples enterrados en su cuartel. Tardaron mucho en procesarnos. En la oficina sonaba y sonaba el teléfono sin parar y el policía lo levantaba sin contestarlo, eran las miles de llamadas que Eileen estaba generando. Eso nos dio esperanza. Nos quitaron los tapes con los testimonios de Arcatao. Al final nos metieron en un vehículo y nos sacaron sin rumbo. El soldado hizo un comentario “por fin dieron la orden de matar estos terroristas” Ron me pidió que tradujera, no lo hice y en vez le dije que nos llevaban a dónde íbamos ir a descansar. Yo conocía bien el comportamiento de la PH de no prisioneros. Habían asesinado al Monseñor Romero, a las 4 hermanas de Estados Unidos, había miles de desaparecidos políticos y dos semanas después iban asesinar a Elba, Celina y los 6 jesuitas en la masacre de la UCA. Las posibilidades que nos llevaban a asesinar eran grandes.

Feve Elizabeth Velasquez

Maria Julia Hernandez

El vehículo camino por largo rato dando vueltas y vueltas y por fin llegamos al destino. Más tarde descubrimos que era la misma Policía de Hacienda donde habíamos llegado inicialmente. Era difícil caminar sin tropezar y escapar a caerse porque íbamos vendados y con las manos amarradas atrás,  nos separaron y a mí me pusieron en una celda y me ordenaron que me quitara toda la ropa, zapatos, todito y me volvieron amarrar los ojos y esposar las manos atrás. Había un soldado vigilando y me ordenaba que estuviera parado en medio del cuarto bajo una luz tenue, y mal oliente, y un sonido de agua que no paraba. Era muy difícil mantenerse despierto, parado y con hambre. Desnudo uno se siente muy vulnerable e indefenso. Iba ser la noche más larga de mi vida, recordé cada año de mi vida hasta el momento de la captura.  No tuve tiempo de despedirme de mis hijos, Alejandro quedaba de 7 meses, Tilo de 2 años y Camilo de 5 años, de Eileen, ni de mi familia en El Salvador, como los diez mil desaparecidos que a la fecha no se sabe nada de ellos y las madres los siguen buscando. Había vivido nueve años cinco meses y tres días desde que el escuadrón de la muerte llego a mi casa en San Martín con órdenes de asesinarme el 27 de junio de 1980 a las 10 de la noche. Mi pensamiento se interrumpía con sonidos de puertas que se abrían y gritos de gente que estaban torturando en otras celdas.

Eileen Marie Purcell photographed in a more casual moment.

Eileen Marie Purcell photographed in a more casual moment.

Varias veces me sacaron para interrogarme y me hacían las mismas preguntas de diferentes formas. Por debajo de la venda podía ver que era un soldado joven y le dije que apuntara mi dirección si una vez estuviera en EEUU yo le voy ayudar, tenemos oficinas y contactos con muchas iglesias en diferentes ciudades y estamos ayudando a los miles de refugiados que están llegando. Más tarde descubrimos que la acusación era “sospechoso de terrorismo”. Yo seguía diciendo que venía apoyando la delegación que había acompañado el cuarto retorno de refugiados de Mesa Grande y que teníamos el permiso y apoyo de las Naciones Unidas UNHCR y el gobierno de El Salvador. Querían saber quién me daba las órdenes, quienes eran los contactos de la guerrilla en EEUU. Que les diera los nombres de los contactos en las iglesias en El Salvador. Quienes son los dirigentes, qué planes tienen. Que objetivos van a golpear en la ofensiva. La repatriación se dio en la víspera de la gran ofensiva del 10 de noviembre.

El siguiente día me sacaron de la celda y me llevaron a un cuarto donde estaba Ron y Bob y nos vino a tomar testimonió la oficina de nuestra gran amiga María Julia Hernández de Tutela Legal del Arzobispado de San Salvador. Esa fue una victoria conseguida por Eileen y la campaña nacional por nuestra libertad, porque si nos reconocían como capturados teníamos esperanza de vivir.

Con la gran presión la Embajada de Estados Unidos acepto intervenir en favor de Ron y Bob pero no en mi favor, a pesar que yo ya era Residente de los Estados Unidos, gracias a mis hermanos Ron y Bob que dijeron que éramos tres, no dos y no saldrían dejándome en la cárcel.

Después de más horas de espera y de más presión, me informaron que me iban a sacar.  Me trajeron la ropa y me ordenaron que me vistiera rápido. Yo quise esconder la venda en el zapato para traerla como evidencia pero me ordenaron que la entregara o no salía.  Nos dieron un documento largó donde decían que no nos habían maltratado, y les eximíamos de toda responsabilidad. Yo traduje cuidadosamente el documento primero a Ron y después a Bob para perder tiempo. Exigimos que nos regresarán los tapes que nos habían confiscado y los fueron a buscar y por supuesto no los encontraron. Yo les dije a Ron y Bob que si estaban de acuerdo en retrasar la salida para dar tiempo a que se desarrollarán  las protestas que yo estaba seguro se están organizando en Estados Unidos, me vieron incrédulos sin entender.  Al final el teniente nos dijo que si seguíamos retrasando que nos metían de regreso a las celdas.

                                     Feve Elizabeth Velasquez

Nos entregaron, todavía “detenidos”, al personal de la Embajada  de los Estados Unidos y nos llevaron a una oficina de la Embajada donde nos pusieron al teléfono con Eileen y ellos escuchando en la misma línea para que le dijéramos que estábamos libres y que pararan la gran campaña de presión.

Ese día  nos llevaron al Hotel Alameda con órdenes de no salir, dejaron dos policías en la puerta para asegurar nuestra detención. En el hotel nos encontramos con una delegación de la Fundación SHARE de Detroit, MI incluyendo al Obispo Tom Gumbleton, la hermana Sue Sattler, IHM y a Bill and Mary Carry quienes habían estado presionando al Estado Mayor en San Salvador por nuestra libertad.

Esa tarde era el entierro de los 9 sindicalistas asesinados por una bomba que puso el Escuadrón de la Muerte en las oficinas de FENASTRAS incluyendo a su secretaria general Feve Elizabeth Velásquez. Para salir del hotel e ir al entierro hicimos un plan con  las cocineras, les llevaron un gran plato de comida a los policías y nos sacaron por la puerta de servicio del hotel sin que se dieran cuenta los policías.  El entierro fue un evento masivo, combativo y de protesta, al estilo del Bloque Popular Revolucionario de los años 1970s en El salvador y del African National Congress de Sur África. Cargando el ataúd de Feve Velázquez me llene de compromiso y determinación de regresar a los Estados Unidos a trabajar día y noche para ayudar a parar la intervención militar de los Estados Unidos y terminar la guerra. Recuerdo la electricidad en el ambiente cuando gritábamos Feve Velázquez PRESENTE! Feve una linda y querida lideresa del movimiento sindical dio su vida a escasos 27 años.

A truck bed with bodies of civilians 1980

A truck bed with bodies of civilians 1980

El siguiente día a las 4 am, y 40 horas después de haber sido detenido, nos recogió un vehículo de la Embajada de Estados Unidos y nos escoltaron hasta el aeropuerto, hoy aeropuerto Monseñor Romero, para deportarme de mi propio país.

Una semana más tarde el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional FMLN lanzo la ofensiva nacional de octubre. En medio de la ofensiva, el 16 de octubre el ejército del presidente Alfredo Cristiani, con el asesoramiento de los Estados Unidos procedió a asesinar a Elba, Celina y los seis jesuitas de mi alma mater, la Universidad Centroamericana UCA. Movilizamos protestas a todo nivel y de todo tipo, desde vigilias hasta desobediencia civil en el Congreso, Senado y la Casa Blanca de los Estados Unidos condenando la masacre y apoyando la negociación. La ofensiva y la masacre de la UCA ayudo a avanzar el diálogo para terminar la guerra.

Aunque el gobierno de El Salvador me dejo en libertad, mi nombre quedo en una lista indeleble, que nunca se borra. Trece años más tarde cuando Estados Unidos había donado nuevas computadoras al aeropuerto la policía del aeropuerto me sacó detenido de un avión hacia Estados Unidos con la misma acusación de hacía trece años “sospechoso de terrorismo”. Me dijeron que mi nombre estaba en una lista de los años de la guerra. Me dejaron en libertad hasta que la Embajada de Estados Unidos dijo que era un error. Otra vez, cuando me robaron el pasaporte de Estados Unidos en El Salvador y solicite al Departamento de Estado un nuevo pasaporte no me lo querían dar porque había “irregularidades” en mi expediente y sólo me lo dieron hasta que mi Congresista Nancy Pelosi intervino.

Un periodista me pregunto: “cuál ha sido el momento más difícil de su vida?”  Sin duda las 40 horas que pase en las manos del Escuadrón de la Muerte de la Policía de Hacienda en medio de la ofensiva de octubre de 1989. Fue la segunda vez en mi vida que el Escuadrón de la Muerte tuvo órdenes de asesinarme y no las pudo cumplir. Me hizo pensar en los 40 días de ayuno que paso Jesús antes de morir. Puedo recordar el olor de la celda a orines y mierda y los gritos despavoridos de los torturados. En 40 horas recorrí todos los años de mi vida? Desnudo, vendado y con las manos dormidas amarradas a la espalda casi desmayándome pensé en mi mama y le pregunte qué haría usted en esa condición, y me dijo “hijo: aguante el sufrimiento con dignidad”.

“Y cuál ha sido el momento más importante de su  vida?” El momento de más esperanza en mi vida se dio durante las 40 horas que pase en las manos del Escuadrón de la Muerte de la Policía de Hacienda. Cuando nos estaban procesando en la Policía de Hacienda el teléfono sonaba con un RIIINNNGGGGG  fuerte, largo y poderoso, el policía levantaba el teléfono y lo colgaba y en minutos volvía a sonar  RIIINNGGGGG, RIIINNNGGGGG……Yo sabía que la campaña que Eileen había organizado estaba generando miles de llamadas exigiendo nuestra libertad. Era un sonido agudo y significaba esperanza de vida. Cuando ya no aguantaba en la celda recordaba el sonido grabado en mi ente y me daba energía para seguir resistiendo. Era una lucha de la vida contra la muerte, como la pelea de Jacobo que lucho toda la noche contra el ángel de la muerte. Me imaginaba a las tres Marías y las madres gritando en Estados Unidos y El Salvador VIVOS SE LOS LLEVARON! VIVOS LOS QUEREMOS!  “María” la chalateca escondida entre la gente arriesgando su vida acompañándonos, María Julia Hernández de Tutela Legal peleando contra el escuadrón de la muerte del gobierno de Alfredo Cristiani, y Eileen Marie peleando contra el gobierno de Ronald Reagan.  Gracias a ellas, otra vez puedo decir TODAY IS A GOOD DAY…

Go to “NACERES JOSE ARTIGA ESCOBAR” Published 01 June 2015

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