“QUINIENTAS HORAS EN LA VIDA DE UNA PRISIÓN”
Translated by Santiago Sanchez
Nota del editor: Humildes, afectuosos, dedicados y llenos de sueños para el futuro, nuestros estudiantes universitarios becados trabajan muy duro mientras se las arreglan con fondos limitados y van y vienen a sus clases en transporte público peligroso. Sobre todo, estos jóvenes comprometidos muestran un aprecio incesante por el privilegio de estudiar.
Nos habían hablado de un requisito del plan de estudios universitario difícil de precisar, 500 horas de servicio social, y queríamos averiguar lo que eso significaba a través uno de nuestros estudiantes becados de derecho. Ella había indicado que su trabajo estaba relacionado con el sistema penitenciario, lo que realmente despertó nuestro interés. Mi esposa/o y yo le hicimos una entrevista para conocer más detalles de su experiencia (Decidimos ocultar su nombre).
Recuerdo el día que conocimos a esta estudiante hace muchos años. En primer lugar, es una niña pequeña, tímida y de voz suave. El día que vino a nuestra entrevista para la beca, estaba muy nerviosa. Su padre vino con ella probablemente en parte para calmar sus agitados nervios y en parte para convencernos de sus habilidades académicas. También vino un pastor amigo de la familia que la había recomendado.
Aunque de pequeña estatura y voz suave, su confianza en si misma se ha incrementado notablemente. Ya no necesita que nadie hable en su nombre. Esta jovencita es bastante capaz de manejarse en las situaciones más exigentes, e ir mucho más allá de su esfera de confort.
Hacer malabarismos con un exigente horario de clases de derecho en línea junto con un brote de COVID-19, sin mencionar las preocupaciones emocionales derivadas del reciente derrame cerebral severo de su padre, es difícil para cualquiera, y mucho más para una mujer joven que ahora, además, debe realizar 500 horas de servicio social. Mi esposa/o y yo, a pesar de la distancia, hemos tratado de brindarle apoyo emocional en estos momentos difíciles. Del mismo modo, ella nunca pierde la ocasión para brindarnos el mismo apoyo ante a nuestros propios problemas de salud. De esto se trata el acompañamiento: de mantener las relaciones.
Esto es lo que nuestro estudiante nos dijo:
Los estudiantes debemos realizar 500 horas de servicio social, que se pueden realizar en varios contextos. Nuestro trabajo es estrictamente voluntario, no remunerado. Lo hacemos por la experiencia que obtendremos. Tuve varias opciones. Podría haber hecho mi trabajo en un tribunal civil, un tribunal matrimonial, etc. Las desventajas de esas opciones, según escuché, eran el costo de los diversos documentos requeridos, la falta de experiencia que obtendría o que me obligaran a hacer encargos en lugar de hacer cualquier cosa significativa. Mi elección fue servir en el sistema penitenciario. Puede parecer una elección inusual y dura, pero sentí que me ofrecería la experiencia más significativa y desafiante. De hecho, así ha sido pues acabo de terminar las clases de criminología y derecho penitenciario y pude contribuir en las mismas en base a mi reciente experiencia dentro del sistema penitenciario. Debido a las restricciones impuestas por el COVID-19 necesite seis meses para cumplir con la cantidad de horas requeridas.
Esta era una prisión solo para hombres con 4600 reclusos, extremadamente sobrepoblada, que excedía la capacidad para la que fue construida. La población carcelaria se compone de una amplia mezcla de reclusos, incluidos pandilleros y delincuentes en general. En un momento dado, las principales pandillas, como la MS-13 y la MS-18, se separaron; sin embargo, ese ya no es el caso.
Las edades de los reclusos van desde los 18 años hasta los ancianos, muchos de los cuales eventualmente morirán allí. Los reclusos se dividen en tres niveles: los reclusos de nivel 1, aquellos con mal comportamiento y sin signos de mejora; los de nivel 2, aquellos que tienen acceso a algunas oportunidades dentro de la prisión; y los de nivel 3, los que se mueven más libremente dentro de la prisión y con privilegios para asistir a ciertos talleres (Nota del editor: Suena al equivalente a nuestro sistema de rehabilitación) para tiendas de madera y metal, una zapatería, etc. También son responsables de la limpieza de las oficinas administrativas.
La localización de esta prisión en particular me obligó a coger el transporte público durante una hora y quince minutos en cada sentido. Trabajé de 7:30 de la mañana a 3:30 de la tarde; mis clases en la universidad eran por la tarde hasta las 8:30. Cuando llego a la prisión, me despojan de todas mis pertenencias. No se permite ningún contacto que no sea un saludo cordial entre los voluntarios y los reclusos, excepto cuando se realizan entrevistas individuales. Los agentes de seguridad lo controlan todo. Los reclusos me conocen sólo por mi nombre de pila.
Anteriormente, a los reclusos les permitían las visitas de familiares, pero debido al COVID fueron suspendidas. Ahora las visitas solo pueden venir para llevar ropa y productos de higiene personal a sus familiares encarcelados, pero no pueden verlos. Actualmente, las únicas visitas permitidas a los reclusos son las de los abogados y los procesadores judiciales. Cabe señalar que no todos los reclusos cuentan con abogados personales; pueden tener un equipo técnico asignado por el gobierno.
Las visitas del clero también han sido suspendidas. Pero a la una de la tarde se puede escuchar a los reclusos cantando himnos religiosos de alabanza a cargo de reclusos que dirigen sus propios servicios de adoración. Estas actividades son populares entre los reclusos.
Al principio me sentí insegura y temerosa de entrar en este nuevo ambiente. Fue aterrador e intimidante. Poco a poco, con el tiempo, comencé a sentirme más cómoda. La única preocupación persistente que tenia era que debido a que mi horario de autobús era predecible y a que la gente podía verme yendo y viniendo con regularidad a una prisión, ¿alguien me abordase para pedirme “un favor”? Nunca sucedió, pero siempre estaba presente en mi cabeza.
Mi tarea consistía apoyar a los reclusos dentro del sistema legal. Lo hice de varias maneras. Fue motivador para mí poder ayudar en algunas pequeñas cosas que parecían productivas, aunque solo fuera a corto plazo. Algunos de los trabajos que hice incluyeron adjuntar documentos para determinar el estado legal de los reclusos, recibir y tramitar el estado de los mismos. Realicé más de 70 entrevistas para actualizar la información de los reclusos, tales como determinar cuál de los tres niveles de seguridad dentro del sistema se les debe asignar. Si el recluso era apto para los niveles 2 o 3, ¿qué tipo de aptitudes, intereses, experiencias tenía para cada uno de los talleres dentro de la prisión, por ejemplo, ¿Sabia algo de carpintería? ¿Requerían ser incluidos en un programa de psicología? También apoyé en el reciente programa de vacunas COVID-19 para los reclusos.
Mi país es pobre y a menudo violento. Las cosas pueden complicarse debido a los rumores y la especulación, lo que hace difícil encontrar la verdad. La seguridad en el país utiliza medios violentos para hacer frente a acciones violentas que solo aumentan el odio y empeoran la situación en lugar de crear opciones más saludables para los jóvenes.
La actitud que muchos tienen dentro de mi país es un enfoque duro sobre la delincuencia. Encierren a cualquier persona sospechosa; merecen la muerte. Personalmente, no creo que se pueda tomar una decisión tan radical para todos. Dependerá del sistema legal y de cada caso.
Aprendí de primera mano a experimentar la realidad y las condiciones en las que viven los reclusos en las cárceles y siempre sacaré provecho de esas experiencias. Los reclusos que tuvieron mayor impacto en mí fueron aquellos que sentí que eran inocentes y que no deberían haber sido encarcelados, los acusados injustamente, pero llevados a prisión.
A menudo era deprimente y desalentador escuchar a algunos reclusos compartir sus duras historias. Recuerdo a un joven que tan solo con ocho años se convirtió en adicto a las drogas. Pregunto ¿dónde están los padres? La realidad es que muchos no tienen padres, ni nadie que les guíe o les dé ejemplo. Estos niños no merecen crecer de esa manera.
Otra que recuerdo es la de un chico llorando, con 18 años y con una novia de 17, a cuya madre no le gustaba, por lo que le acusó de delitos sexuales contra su hija. El chico de manera muy convincente afirmó su inocencia y no había pruebas en su contra que corroboraran el delito. Sin embargo, en el sistema y sin posibilidad de pagarse un buen abogado, se ve obligado a esperar en prisión hasta dos años a que su caso llegue a los tribunales. Durante ese tiempo sufre abusos de otros reclusos. Es una de tantas historias desgarradoras.
Una experiencia inesperada y discordante para mí ocurrió cuando un día, en la distancia, vi a un compañero de la infancia, de la clase de la escuela primaria, trabajando en un taller mecánico. Nunca esperé ver a alguien conocido en prisión. Era un buen chico de una buena familia con buenos padres. Me reconoció e intercambiamos un breve saludo. No estoy segura de cuál fue su delito, tal vez relacionado con las drogas. Fue difícil para mí.
El trabajo de mis sueños sería trabajar en un bufete de abogados independiente defendiendo casos públicos. Elegí este campo para ayudar de forma efectiva a las personas. Sin el programa de becas, nunca habría podido tener opciones como estas en mi vida. Siempre estaré agradecida por la oportunidad. Todos los días les doy gracias por elegirme.
Más adelante en mi carrera universitaria, debo completar una práctica de 800 horas. Será en otra institución. Tendré que hacer una prueba para ayudarme a determinar la ruta de estudio y su ubicación.
Mi trabajo en la prisión comenzó en julio de 2021 y terminó en diciembre de 2021. Fue una buena decisión elegir la prisión para mi trabajo de servicio social. Pues, aprendí mucho, gané experiencia de primera mano, superé algunos miedos y prejuicios; y siento que hice un trabajo significativo.
Nota del editor: comencé con adjetivos que describen a nuestros estudiantes becados. El vocabulario y el dominio del inglés de esta estudiante en particular nos dejó impresionados a mi esposa/o y a mi. Ella ha mostrado tener una gran madurez sin perder la gracia y la humildad que la caracterizan.