Carlos Mendoza Menendez – Spanish

CARLOS MENDOZA MENENDEZ

“Ser pobre no significa necesariamente no ser exitoso.”

Nota de la redacción: Pasar tiempo con Carlos elevó y renovó mi espíritu en la humanidad. Por la situación trágica de su familia, Carlos tenía que mantener a la familia desde una edad joven. Casi 80 años después y todavía él no tiene el deseo por la riqueza material. Él prefiere trabajar con la agencia que prepare y responda a las necesidades de crisis, La Cruz Roja Internacional, donde él es el portavoz de El Salvador y él todavía se considera en sí un voluntario 24/7. Esté hombre amable, compasivo, y humilde es importante a la organización y a su país.

 

¿Que acontecimientos de tu vida fueron factores decisivos que te atrajeron a los necesitados?

Ser una persona que crecía con necesidades, y por eso puedo identificarme a mí mismo con los otros, que por ninguna culpa suya, han caído en tiempos difíciles. Mi cuento propio empieza en La Paz con la partida de nacimiento de mi madre que lee así, “nacido vivo de una mujer Maya.” Estoy orgulloso de esa herencia. Ella solo podría asistir a la escuela hasta el tercer grado. Mi padre era un peluquero quien murió del alcoholismo cuando yo tenía 13 años. Como el mayor de mis hermanos, era mi responsabilidad trabajar y mantener la familia. Cuando mi madre perdió la casa y la barbería a manos de mis hermanos para pagar las deudas de mi familia. Al final, fuimos a vivir con otros. Nunca tenía zapatos hasta que tuve 15 años. Los maestros me hicieron sentarme en la parte de atrás del aula porque no tenía zapatos. Como niño, nunca tenía juguetes como los coches pequeños con que los niños juegan. Ahora, como adulto, los colecciono.

 

¿Qué tipos de trabajos habías tenido en tu edad tan joven para apoyar a tu familia? 

¡TODOS! Vendía dulces en el cine, vendía boletos de la lotería, hacía y vendía piscuchas durante los vientos de octubre y limpiaba sepulturas durante al día de Todos los Santos. Uno de los trabajos de lo que estoy muy orgulloso, era cuando limpiaba zapatos en los 50s y los 60s porque trabajé en frente del Palacio Nacional cerca del Hotel Astoria, un hotel de lujo donde los guardias me conocieron algunos famosos y huéspedes internacionales quienes me dejaban propinas buenas que podían durar por 2 días de comida. Desde el sexto grado hasta el noveno vendía periódicos. Trabajé durante el día y fui a estudiar durante la noche para estudiar contabilidad. Pintaba casas y arreglaba relojes.

Por medio de todos estos trabajos, fui expuesto a todos los tipos de personas, observé y aprendí de sus necesidades cuando uno vive como  pobre. Siempre trabajaba para sobrevivir. En el mismo tiempo, desarrollé un sentido en la importancia para ayudar a las demás personas.

Young boy looks for work cleaning graves on All Saints DayUn joven busca trabajo para limpiar sepulturas en el día de Todos los Santos

¿Trataste alguna vez de emigrar al norte para mejores oportunidades?

Sí, con tres amigos, decidimos ir a los EE.UU. en busca del sueño americano escurridizo. Fuimos agarrados y deportados a Guatemala, donde nos quedamos trabajando y jugando fútbol por dos meses.  Cuando regresé mi madre estaba enferma y mi abuelo me hizo prometer que nunca la dejará sola sufriendo.

En el año 1980, durante nuestra guerra civil, uno de mis amigos se fue a los Estados Unidos cuando no era tan difícil entrar. Él me fomentó a irme. En este tiempo, tenía dos hijas, y otro amigo se opuso aconsejándome que, si me fuera, perdería a mis hijas. Lo pensé y decidí que era verdad probablemente. No lamento que no me fui porque nuestra familia pudo haberse separado y perdido el contacto el uno con el otro. Además, me tomé en serio mi voto de promesa a mi abuelo para cuidar a mi madre y me quedé en El Salvador.

 

¿Tus hijas están aquí en el país?

Sí, Vivo con una y su hija, mi nieta. Una trabaja en la alcaldía y la otra trabaja en la industria cosmética.

 

¿Cuáles eran tus deseos de joven?

Si hubiese tenido el dinero, habría perseguido una carrera como médico para ayudar a las comunidades pobres. Un amigo mío hizo eso, y las personas le pagaban con un pollo o fruta. Por mi pobreza, no podía pagar los gastos de esa carrera. Lamento que no pude realizar ese sueño. Sin embargo, sería doctor, no estaría en la posición donde estoy hoy, donde estoy invitado a hablar con grupos de temas varios y estoy sirviendo en otro aspecto importante.

 

¿Cuándo empezaste trabajar por la Cruz Roja?

Trabajando como un lechero en 1970, vi una mujer dio a luz en una situación de emergencia con la ayuda de un voluntario de la cruz roja. Quedé después para hablar con el trabajador de la Cruz Roja para aprender de los servicios que la organización ofrecía.

De nuevo, en 1974, leí un anuncio que decía, “Salvar una vida: Únete la Cruz Roja.” Podía tener una clase de entrenamiento de primeros auxilios gratis. Lo vi como una oportunidad para involucrarse. En este tiempo, estuve a cargo de un almacén escolar y empecé a trabajar como voluntario por la Cruz Roja. Me uní con la Cruz Roja como voluntario el 24 de enero del año 1974, cuando tenía 35 años.

Nuestro país sufrió una tragedia grave e inesperada a las 11:49 de la mañana el 10 de octubre, 1986. Tuvimos un terremoto de 5.7 de magnitud en la ciudad de San Salvador. Hasta hoy, ese terremoto queda como uno de los eventos más devastadores de nuestro país. [Según a The Bulletin of the Seismoligical Society of America había 1.500 muertes, 10.000 heridos, 100.000 sin casa como resultado de este terremoto.] Mi propia casa se derrumbó, pero afortunadamente no había nadie adentro, pero todavía perdí todo. Era un día de trabajo y todos los rascacielos llenos de trabajadores, se derrumbaron hasta las calles.

En este día, dejo mi trabajo en la escuela y empecé a trabajar por completo con la Cruz Roja. Las necesidades eran tan grandes para mucho tiempo.

 

(Foto de Google)

 

¿Cuáles papeles has tenido con la organización?

Todos los puestos desde salvador, maestro, jefe de departamentos varios, parte del grupo de ambulancia. No me quedo en mi casa los sábados, vengo y me voy para atender las llamadas de ambulancia. Esto es mi pasión. Ya no puedo llevar un paciente, como lo hacía antes, pero puedo acompañarlos durante las llamadas de emergencias. Todos nosotros somos voluntarios.

Ahora, soy portavoz de enseñar a la gente como estar más preparados para desastres. Veo que el planeta se está volviendo más vulnerable por los cambios climáticos y tenemos que estar listos. Hemos recibido capacitaciones de la Cruz Roja Americana para bastantes ocupaciones, como monitorear los esfuerzos de emergencia en relación de las erupciones volcánicas actualizadas del Volcán de San Miguel. Hay delegados nórdicos y españoles de la Cruz Roja aquí para supervisar sus proyectos. Vamos a comunidades pobres en todo el país para ofrecer capacitaciones de primeros auxilios de emergencia y como se pueden preparar ante una situación.

 

¿Qué es lo mejor y lo difícil en un trabajo así?

Los momentos cuando salvamos vidas son lo más gratificantes. Los peores son los muertos en las ambulancias.

 

¿Podrías compartir algunas historias en las ambulancias?

En mi opinión es más peligroso para nuestros conductores ir en este tiempo que durante la guerra civil. Durante la guerra pudimos resucitar algún de los territorios de las guerrillas o la militar solo que tuvimos que pedir permiso. Ahora, en los territorios de las maras es difícil obtener permiso para llegar a salvar vidas y las situaciones son impredecibles porque ya no sabes quién es el enemigo.

Lo que hicimos como conductores durante la guerra era permitir que los periodistas abordaban nuestras ambulancias en una manera segura (y secreta) para escribir sus noticias y guardarlos del peligro. Un periodista me pidió una entrevista.

 

¿Qué significa “internacional” en el Comité Internacional de la Cruz Roja?

Siendo parte del Comité Internacional de la Cruz Roja es un beneficiario en lo que los otros países que participan tienen la flexibilidad y obligación a servir unos a otros durante situaciones de emergencia. Es una manera de ayudarnos unos a otros. Por ejemplo, durante el huracán Mitch fuimos a Nicaragua donde solicitaron nuestra ayuda. Esto fue donde el huracán empezó. Después, sus trabajadores nos acompañaron aquí en El Salvador cuando llegó el huracán Mitch aquí. El viaje era difícil porque muchos puentes y calles estuvieron destruidos.

 

 

¿Las mejorares en la predicción del clima han permitido ser más proactivo en tu trabajo?

¡Claro que sí! La meteorología ha avanzado mucho desde que comencé en 1974. Parte de nuestro trabajo es convencer la gente pobre en los lugares rurales que tienen miedo de dejar su tierra cuando es tiempo a evacuar. A menudo necesitamos involucrar a las autoridades locales para insistir a traerles a los refugios.

 

¿Cuántas personas trabajan con la Cruz Roja aquí?

Tenemos 120 en personal con 2.000 como voluntarios entre todo el país listos para movilizar.

 

¿Cuáles son algunas experiencias personales que han rasgado a su corazón?

Cuando mi madre falleció hace 10 años, fue trágico para mí. Vivía con ella por años. Ella era muy religiosa y me convertí más religioso después de su muerte.

Otra experiencia familiar que me a afectado era cuando uno de mis cuatro nietos fue matado en una situación de violencia sin sentido. Una pareja joven que vivían cerca de ellos querían su celular y él no quiso dárselos entonces le dispararon. Él tenía 27 años. Él regresó a la casa y dijo los detalles a su madre y vivió un mes más en el hospital, pero falleció. Somos muy cercanos como familia y esto era una vida malgastada. La pareja nunca fue encontrada ni procesada.

 

¿Podrías compartir algunas lecciones de la vida que son importantes para ti?

Uno de los papeles de mi trabajo que me gusta más es hablar con grupos como grupos de alumnos. Les digo, “Ser pobre no significa necesariamente no ser exitoso.” No tengo un coche. A veces no tengo dinero para el pasaje, pero todavía pienso que tengo éxito. Muchos partidos políticos me han pedido intentar ser alcalde, pero nunca acepto las ofertas porque no estaría haciendo lo que quiero hacer. Hay otros que me ofrecen dinero, pero no lo acepto. Soy fiel a mis crecimientos y no tengo una afiliación con ningún partido. Me gustaría ser invisible y escuchar las conversaciones de los políticos.

 

 

¿Hablando de ser fiel, tienes una vida religiosa?

Sí, estoy muy religioso. Cada mañana escucho a la estación del radio se llama La Virgen María. Cada domingo asisto a misa en catedral Don Rúa por la orden de Salesianos de Don Bosco de la iglesia católica romana. Sirve a los pobres y los jóvenes en riesgo.

(Photo of Don Bosco cathedral from google photos)

Foto de la Catedral Don Bosco (foto de Google)

 

¿Cuándo no estás trabajando en tu día libre durante la semana que haces para relejarte?

Me encanta leer. 100 años de soledad escrito por Gabriel García Marcus de Colombia es uno de mis favoritos. Leer es más constructivo que tomar alcohol que es lo que hacía antes en mis días libres con la Cruz Roja.

 

¿Hay cosas que todavía quieres lograr?

Es mi misión inspirar a los jóvenes a escribir un libro por ellos. El título es Lo que nunca he dicho. Va a incluir algunas historias en lo que vivía durante la guerra. Alguien esta ayudándome con el proceso de escribir este libro.

¡Gracias por considerarme para su proyecto!

Nota de la redacción: La personalidad sincera y tranquila de Carlos muestra por sus trabajadores quienes nos ayudaron con protección hasta llegar a nuestro taxi en la calle. Él es acogedor y está orgulloso de su organización. Es un honor verdadero y un privilegio de conocer personas como Carlos que están dispuestos a dar desinteresadamente ayuda a otros durante desastres y crisis. 

Recuerdo hace muchos años cuando empecé y sentí abrumado por la innumerable cantidad de organizaciones pidiendo donaciones y no sabía cuáles son los mejores a donar. Mi padre respondió de mi dilema con algún consejo, “Caroline, no puedes equivocarte con la Cruz Roja. Ellos van a todo al mundo, hasta lugares en guerra, con solo un momento de aviso y tienen muy bajo gastos administrativos.” Nunca he olvidado eso y lo aprendí de Carlos quien me hizo a recordar estas palabas.

 

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