BenJoe Markland – Spanish

“Todo lo que hago en mi vida se remonta a esa experiencia que tuve como misionero”.

Nota del editor: me ví envuelta en conversaciones de e-mail con BenJoe después de que él pidiera copias de nuestros libros desde su direccion en San Salvador. A través de los retazos de información que él compartía, pensamos en conocerle y entrevistarle en nuestro próximo viaje. Que bendición resultó ser encontrar a este optimista expatriado americano que vive en El Salvador. La primera vez que vivió aquí no fue por su elección; la segunda vez sí fue definitivamente su elección venir y traer a su joven familia con él.

 

¿Cómo terminó viviendo en El Salvador durante dos años a partir de 1999?

Fuí enviado por mi iglesia para una misión. No tuve nada que ver en la asignación. Símplemente me dijeron que este era el lugar donde me necesitaban.

 

Comparte con nuestros lectores un poco de las experiencias que viviste aquí en El Salvador durante ese tiempo.

Ahora a los 33 años puedo decir honestamente que todo lo que hago en mi vida se remonta a esa experiencia que tuve como misionero. Fueron dos años increibles de proporciones históricas. Experimenté el cambio de moneda del colón por el dolar. Viví cerca del epicentro del gran terremoto del 2001. Durante unos cinco meses viví la vida de un salvadoreño típico en un pequeño pueblo llamado El Congo cerca del Lago de Coatepeque. Durante ese tiempo pateé las selvas, comí Sopa de Pata, me senté en el sucio suelo, y recolecte café. Aunque la gente era extremadamente pobre, estaban muy abiertos para hablar acerca de Dios.

Al año siguiente tuve una tremenda experiencia viviendo en Santa Ana. Este área está cargado de rica historia. Vivía al lado de una increible mujer que llevaba el clásico estilo de vida y sobrevivió a las guerras. Ella y su marido vivían junto a la Iglesia Católica de Santa Lucía y a menudo los párrocos de la iglesia iban a tomar café a su casa. ¡Era TAN Católica que incluso tenía un cartel en su casa que había sido bendecido por el Papa! Yo solía pasar mucho tiempo tocando la guitarra con ella y su marido. Una noche alrededor de las 10, su joven hija vino a buscarme anunciandome que algo iba terriblemente mal. El hombre estaba sufriendo un ataque al corazón. Le hice el boca a boca hasta que llegó la ambulancia. Pocos días más tarde en el hospital tuvo un segundo ataque del cual no sobrevivió. La mujer me preguntó si quería tocar la guitarra en su funeral. No tenía ni idea de la clase de funeral que iba a ser. Su marido había sido un antiguo entrenador de futbol por toda América Latina. La iglesia estaba repleta de dolientes internacionales. Incluso años después, la gente se me acercaba en reconocimiento llamandome “Chale”, que es el termino local que se utiliza para “blanco” porque Chalatenango era el departamento del país en el que los europeos se asentaron originariamente.

También viví allí durante unos dos meses y luego me trasladé a uno de mis lugares favoritos, San Julian, situado entre Sonsonate y Armenia en 2000-2001. Era una joya maravillosa, una localidad tranquila con un hermoso parque en el centro, una clásica iglesia Católica antigua, y sus animados movimientos evangélicos en la noche. Entonces vino el terremoto, destruyendo la ciudad junto con la esperanza de muchos de sus residentes. La reconstrucción fue muy lenta, y la gente nunca volvió a ser la misma. Desgraciadamente la delincuencia y dos auto hoteles reemplazaron el encanto. Los cuatro últimos meses de mi misión los pasé en Auchapan, un bonito lugar pero no fue la misma experiencia que en San Julian o Santa Ana.

 

¿Qué fue lo que te cautivo del pueblo Salvadoreño?

He visto milagros en la gente de aquí y me enamoré de ellos. El Salvador no tiene cosas turísticas como Guatemala. No tiene playas e islas como Honduras. Estamos en el otro lado del brazo de América Latina. Y está la nube oscura de la guerra civil que se cierne sobre él. No se lo que es, pero me encanta esta gente. Por ejemplo, había un hombre que era un fumador empedernido de tres paquetes al día, un hombre maltratador de Santa Ana. A los dos meses de enseñarle el evangelio de Jesucristo, dejó de fumar, dejó de beber, dejó de maltratar a su familia, y se unió a la iglesia. Comenzó a amar a su familia y se convirtió en un patriarca de su comunidad debido a su fe, porque dejó a Cristo entrar en su vida. Nunca he visto gente tan abierta a Cristo ni con tanta fe. He visto a la gente cambiar porque tenían la esperanza de que las cosas iban a mejorar.

 

¿Naciste y creciste en la religión mormona?

Mi papá fue criado Mormón y creía en sus creencias pero no las practicaba. Él, sin embargo, practicaba los valores cristianos y era tolerante con las creencias de los demás.

Cuando me hacía mayor en Utah asistiendo a la universidad, aunque había sido criado en un hogar cristiano, me dí cuenta que algo faltaba en mi vida. Internet era algo nuevo en ese momento. Descubrí los espacios de chat; y algunos fueron agradables e interesantes, mientras que otros eran símplemente gente que se atacaban mutuamente en sus creencias. Pero ellos despertaron mi interés según investigaba. Algunos buenos amigos me sugirieron que hablase con misioneros Mormones. Decidí que esa sería mí última opción de la lista. Hablé con Metodistas y Católicos. Yo sabía que había un ser divino, Dios. Finalmente un día ví a dos misioneros mormones en la calle y les invité a venir y hablar. Fueron muy agradables y contestaron mis preguntas muy básicas a cerca de Dios. Me animaron a orar. No me dijeron que era lo que debia hacer o creer; sino que era decisión mía el que creer.

Nos reunimos durante dos o tres meses y mientras leía la Biblia. Santiago 1:5 “Pero si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, debería orar a Dios y Él se la dará”, dió la respuesta que yo necesitaba porque Dios SIEMPRE escucha a sus hijos. Así que me puse en el suelo y oré, y tuve esa sensación de calidez, creo que fue el Espiritu Santo quien me tocó. Mi mente se despejó. Sentí que si seguía por el camino que llevaba podría acabar con mi vida destrozada. Yo era un orador carismático, pero sentía que Satanás me había atrapado y me usaba para el mal. Tenía mucha energía, y no quería ser esa persona. El Espíritu me estaba diciendo que yo tenía que ser una persona diferente. Sentí que mis talentos podrían utilizarse para el mal o para el bien.

En ese momento estaba leyendo mas de la Biblia y una cuarta parte del libro del Mormón. Los misioneros me animaron a seguir leyendo desde donde me había quedado en el Antiguo Testamento de la Biblia, a leer los evangelios del Nuevo Testamento, y luego compararlos con el libro del Mormón. A partir de ese momento empecé a leer los dos libros juntos. Esto fue en 1978. Oré antes de tomar una decisión y después acepté el reto. Me uní a la iglesia mormona en febrero de 1979.

 

¿Está educando a sus dos niños a ser tolerantes con la fe de otros?

En nuestra fe no bautizamos hasta los ocho años. Ninguno de nuestros niños tiene esa edad todavía, y ciértamente creo que mi mujer, que fue criada como mormón y cuya familia tiene raices en la fe que se remontan a Inglaterra, y yo como mormón convertido estaríamos decepcionados si nuestros hijos no eligiesen la misma fe, pero es su elección.

 

¿Qué mas puede decirnos a cerca de sus antecedentes en Utah?

Crecí en una gran casa donde se nos animaba a pensar fuera de las convenciones y a discutir todas las filosofias. Mi papá era muy influyente. Era honesto y muy trabajador. Era un asistente médico que trabajaba en un hospital de 9 de la mañana a 5 de la tarde y estaba de guardia los fines de semana. Dos o tres veces al mes trabajaba en clínicas de ciudades pequeñas. Mi mamá era una investigadora de laboratorio que mas tarde empezó su propio negocio. Se podría decir que me crié en un modelo ético de trabajo duro. Éramos cuatro muchachos que hemos salido bastante bien; yo atribuyo este hecho a tener grandes padres que vivían sus creencias.

 

¿Usted tenía una exitosa carrera en Utah. Durante cuanto tiempo ha estado viviendo aquí como expatriado, y que le trajo aquí con su familia?

Se me ofreció la oportunidad de abrir un centro de llamadas fuera de los EE.UU. Yo ya estaba trabajando en un trabajo de 90 horas a la semana y estaba listo para una nueva oportunidad. Elegí El Salvador debido a mis sentimientos positivos y experiencias como misionero aquí, así como al hecho de estar familiarizado con su historia, su cultura y su idioma.

Otra razón que influía también fuértemente en la decisión. Tenía que ver con el hecho de querer que nuestra familia, especialmente nuestros chicos, tuviese una experiencia de estudios en el extranjero. Por alguna razón existe el estigma de que como americano no necesitas realmente aprender un idioma a menos que vayas a estudiar al extranjero o seas muy brillante, que no necesitas ser fluído en una lengua extranjera cuando se vive en los EE.UU. Pensé que no, que hay mucho más que eso.

Cuando nuestro hijo tenía tres años, al ver a una persona negra su respuesta fue, “no me gusta ese chico”. Cuando le pregunte “¿por qué?” Todo lo que pudo decir fue , “no lo sé; símplemente no me gusta”. Aunque nos dimos cuenta de que el hecho podía haber sido su forma de cuestionar algo nuevo para él, mi esposa y yo fuimos inmediatamente a la biblioteca y consultamos varios libros sobre la raza que fueran apropiados a su edad. Adoptamos el compromiso de que queríamos que nuestros hijos experimentaran con muchas culturas y muchos tipos de gente. Esa es otra razón por la que El Salvador se convirtió en una atractiva aventura para nosotros.

Cuando surgió esta oportunidad, mi esposa y yo decidimos que no iba a ser por dinero sino por la experiencia cultural que ofrecía a nuestra familia. Reconocimos que sería dificil para los niños, para nuestra familia, y para nuestra relación de pareja; por lo tanto nos preguntamos, “¿Estamos SEGUROS de que queremos esto?” Nuestra comunicación es suficientemente fuerte? Nuestro amor es suficientemente fuerte como para exponernos a esto porque yo empezaré un trabajo que requerirá mucho de mí”. Llevamos aquí un año y medio.

 

¿Su familia en Utah apoyo su decisión de trasladarse a El Salvador?

Sí, no hubo presiones por parte de ninguna de las familias. Mis padres dijeron, “mira esta es una oportunidad única en la vida”. Básicamente ambas familias nos dijeron que incluso si nos pareciese horrible lo que ibamos a hacer, debíamos hacerlo sólamente por el hecho de la experiencia.

 

¿Y los resultados?

Al principio FUE muy MUY dificil, especialmente los tres primeros meses que fueron extremadamente duros por todas las razones siguientes: no conocer el idioma, mi esposa no podía siquiera ir a la tienda de comestibles y dependía de mi para todo; yo iba de un lado para otro entre las largas horas de trabajo y de vuelta a la tienda todo lo cual era muy duro; mi esposa no sabía nada, estaba aislada socialmente, nostálgica y solitaria.  En los siguientes tres meses, ella se familiarizó con la gente, conseguimos una criada para que mi esposa pudiese concentrarse en los niños y en ella misma. La apunté a clases de español. Aprendió a conducir. A los ocho o diez meses ella decía que podría verse aquí viviendo dos o tres años más; ahora se hace cargo de los encargos y habla el idioma con una fluidez entre el 60 y el 70%. Nuestro chico mayor habla frases en español y hace conjugaciones. El más pequeño comprende mas que habla. Los niños tienen amigos. Nos hemos fijado como objetivo de familia estar aquí un mínimo de tres años. Me he comprometido a dar a mi esposa trece horas a la semana, y ella decide como vamos a utilizar ese tiempo. Veo oportunidades de expansión para mi empresa aquí en el Salvador.

 

¿Participa usted en la iglesia mormona aqui en El Salvador?

Definitivamente en la mayoría. Usted escribe su dirección en el ordenador, y él le da la ubicación de la comunidad de fe más cercana y las horas de culto. Todas las posiciones dentro de la religión mormona son voluntarias. Yo sirvo como asistente de pastor y como profesor de instituto para nuestros jóvenes adultos solteros.

 

¿Afecta su fe a su vida laboral? ?Como entra en esto la justicia y la rectitud?

Me mantengo cerca de mi fe. La ventaja de vivir aquí en América Latina, es que soy libre para hablar de mi fe en mi puesto de trabajo. Yo les digo a los demás administradores, “te animo a tí a hacer lo mismo. Quiero que vivas tu fe. No me importa lo que creas, si eres cristiano, budista o mormón. La historia demuestra que aquellos que viven su fe estan en el mejor camino”.

El mundo no es justo. Este país probablemente no va a ser mucho mejor, pero yo creo que Dios crea cosas así para que podamos aprender de ellas. Tenemos que tomar nuestras propias decisiones. Sí, tu puedes estar reprimido, pero no tienes porque reprimir a tu vecino. Dios permitió que buena gente como Monseñor Romero muriesen. Pero Dios nos dijo que amasemos a nuestros vecinos y eso fue lo que Monseñor Romero hizo.

 

¿Como usted y su empresa se involucraron en atender las necesidades de la comunidad?

Mi empresa fue selectiva a la hora de decidir en que agencia nos involucraríamos. Decimos apoyar Amor & Esperanza (Love and Hope), que es un orfanato en las afueras de San Salvador abierto por una joven mujer llamada Rachel Sanson de Cleveland, Ohio. Cuida huerfanos, maltratados, abandonados y olvidados. Nuestra empresa dona aportaciones mensuales para hacer frente a sus servicios. También tenemos empleados que hacen deducciones de nómina. Mi esposa enseña voluntariamente allí para liberar al personal y así pueda asistir a los servicios. Llevamos allí a nuestro propio personal para asistirles en capacitación y gestión y organizamos carreras de 5 kilómetros para ayudarlos.

Gente de fe llega para ayudar a los niños de todo el mundo. En la foto vemos a Patty & Amp; Ryan Haggerty dando ayudas a Priscila en el cercano Puente Azul

¿Qué ve usted en el futuro de su familia?

Conocer otros pueblos y culturas sigue siendo una prioridad para la familia. A donde nos lleva esto como familia es incierto. Podría ser Nicaragua o Las Filipinas. En este momento no excluyo ningún país.

Usted no le había contado muchas historias detalladas acerca de sus dos años de trabajo como misionero antes de llegar.?Lo ha hecho desde que llegaron aquí?

Yo estaba trabajando tantas horas, y las historias tienen poco sentido fuera de contexto. Sin embargo, la he llevado a alguno de esos lugares en los que viví cuando servía como misionero. Experimentándolas de primera mano y conociendo alguna gente o los miembros de sus familias es más significativo y quizás tenga más sentido para ella a la hora de comprender por que yo quería regresar.

Volver a alguno de estos lugares ha sido una experiencia reconfortante para mí. Visitando el lugar donde yo toque la guitarra en el funeral, le pregunté a la nuera si se acordaba de mí. “¿Como podría olvidarle?”, fue su respuesta.

El segundo viaje de BenJoe a El Salvador una docena de años después de su viaje de misión parece que se está cumpliendo de una manera diferente. Esta vez está extendiendo la oportunidad a toda la familia para enfrascarse en una nueva cultura y ampliar sus perspectivas. Confiesa que hubo unos primeros tenues momentos de dificultad mientras hacían la transición, pero está orgulloso de su voluntad para aceptar y adaptarse a su nuevo país.

 

 

Nota del editor: BenJoe duplicó el tamaño de la familia en 2013, cuando su esposa, Delena, dió a luz gemelos, un niño y una niña. Otro gran acontecimiento que afectó a su centro de llamadas fue un incendio devastador; que nos pareció un Armagedón cuando conducíamos en enero de 2015 poco después de que sucediera. BenJoe me aseguró que todos sus trabajadores estaban a salvo y que pudo recuperar algunos equipos. Él está ahora trabajando en otro sitio, pero espera regresar pronto al lugar original donde da empleo a 800 trabajadores. BenJoe sirve como director regional.  Translation provided by: Santiago Sanchez

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