ANNA MARGARITA APARICIO DIAZ
Translated by Santiago Sanchez
“Si contamos nuestra historia repetidamente, puede que surjan mejores respuestas.”
Nota del editor: durante más de veinte años el mundo de Anna ha estado marcado por un inquieto vacío. Vive en un abismo pendiendo entre los hilos de la esperanza y la desesperación a la espera de noticias de su querido hijo, Rafael Benjamín Aparicio, quien ha estado perdido y desaparecido durante tanto tiempo. Está frustrada por la falta de voluntad internacional para ayudarla a encontrar respuestas. Necesita poner fin a la incertidumbre. Anna no está sola. Cada día 700 salvadoreños salen de su país en busca de mejores oportunidades. Ella ha recurrido a una organización en busca de apoyo.
COFAMIDE [Comité de Familiares de Migrantes Fallecidos o Desaparecidos], es un grupo fundado en 2006 en asociación con Save the Children y en El Salvador forma parte de CARECEN Internacional, una ONG comprometida con los asuntos de migración, dedicada a proteger a los vulnerables migrantes indocumentados.
Compuesta principalmente por madres, esposas e hijas de migrantes que han desaparecido.
El trabajo de COFAMIDE es apoyar a estas familias que quedaron atrás. Sus actividades se centran en crear conciencia sobre los peligros de la migración, defendiendo los aspectos relacionados con los derechos humanos, y ofreciendo a las familias apoyo técnico y administrativo en la investigación de los casos individuales tanto en los países de tránsito como en los de destino.
Algunas de las actividades específicas en las que están implicados sus miembros, incluyen ejercer presión sobre asuntos de políticas de migración e inmigración y sobre violaciones de derechos humanos, así como crear un banco de datos de AND de los fallecidos, e informar a los gobiernos sobre la realidad de las vidas de las familias que se han dejado atrás.
Han encabezado numerosas marchas para informar a la población en general a cerca de sus esfuerzos en asuntos tales como la creación de un directorio de organizaciones que ayuden a las familias.
Hoy conocimos y entrevistamos a dos miembros del grupo COFAMIDE. Aunque el resultado en cada caso es muy diferente, observándoles como interactúan y se consuelan entre ellos está claro que se dan y reciben mucho apoyo. Lo cual en sí mismo debe ser una bendición.
(En primer lugar, debo admitir que confundía COMADRES y COFAMIDE ya que ambas organizaciones tienen como objetivo la búsqueda de desaparecidos. Así es como me lo explicaron. En pocas palabras, COMADRES es una organización surgida durante la guerra civil para buscar a las personas desaparecidas dentro del país en aquel periodo, a menudo como consecuencia de acciones llevadas a cabo por la policía o los militares. COFAMIDE es un grupo parecido más contemporáneo para la búsqueda de personas/migrantes desaparecidas que dejaron el país voluntariamente y de los que no se tiene conocimiento.)
Mi hijo Rafael, de veintiún años, había decidido hacer un viaje con otras cuatro personas más. Primeramente, fueron a pie hasta Guatemala. Mas tarde viajaron y trabajaron en Méjico durante algún tiempo. El 16 de mayo de 1990, una amiga suya me envió una carta desde Méjico (en la cual incluía el pasaporte de Rafael). En resumen, la carta decía que Rafael le había hablado tanto sobre mí, que ella creía conocerme. Él le dijo que yo era una buena persona. Continuaba diciendo que esperaba que yo me encontrase bien de salud. Rafael había estado trabajando allí en una granja durante seis meses. Me contó que él y un amigo iban a ir a los Estados Unidos, pero que un funcionario de inmigración cogió a su amigo. Rafael escapó. Ella esperaba que para cuando yo recibiera su carta, él hubiera alcanzado su objetivo, llegar a los Estados Unidos. Él le dijo a este amigo que me había escrito una carta con anterioridad. (Nunca la recibí) Nunca supe de Rafael. Conteste a la chica, pero mi carta no recibió respuesta.
Todo esto me deja más preguntas que respuestas. ¿Por que se arriesgo a viajar a los Estados Unidos? ¿A donde iba? ¿Cuales eran sus planes? Vivir día a día sin saber cual es su situación es como vivir con una herida abierta que nunca sana. El continuo impacto de esta situación en la familia ha sido extremadamente doloroso para todos.
El hecho de que Rafael estaba viviendo ilegalmente en Méjico y el no saber el país en el que realmente desapareció hacen la situación más complicada, lo cual lo convierte en un asunto de relevancia internacional. Desconozco si realmente llegó a los Estados Unidos; por tanto, no puedo involucrar a las autoridades estadounidenses. Además, no hay nadie en los Estados Unidos que pueda ayudarme porque uno de mis hijos es discapacitado; otro tiene una Visa de estudiante en los Estados Unidos, pero no tiene ni tiempo ni recursos económicos para llevar a cabo una búsqueda exhaustiva. Mi marido en los Estados Unidos no es el padre de Rafael.
Por eso recurrí a COFAMIDE, que es conocida y respetada en todo el mundo. He puesto toda mi confianza en ellos para que nos ayuden a mi familia y a mí, así como me asistan en mi búsqueda del paradero de Rafael. Cuando escucho a otras personas que están pasando por la misma experiencia de haber perdido a alguien, siempre los animo a hacerse miembros de este grupo.
En algunas de nuestras marchas y concentraciones informativas, llevamos fotos de nuestros seres queridos desaparecidos, algunas de ellas se realizan en conocidas encrucijadas de caminos de migrantes que viajan de un sitio a otro. En estas ciudades hay a menudo casas que ayudan a los inmigrantes. Alguien posiblemente podría reconocer o recordar a Rafael. Estoy pensando unirme a la marcha “Paso a Paso” hasta Vera Cruz para llevar la foto de Rafael. El año pasado hubo un viaje parecido a Guatemala. También distribuimos panfletos informativos sobre COFAMIDE.
Además del grupo COFAMIDE, mi fe me proporciona fuerza personal. Mi fe en Dios me ayuda a sobrellevar el día a día. Soy Católica Romana, y la comunidad eclesial ha sido de gran ayuda. No es una Iglesia Católica Tradicional, sino que está más en línea con la teoría de la liberación. Cuando rezo, pregunto a Dios si Rafael está vivo, le pido que le ayude y que sepa que su madre lo está esperando aquí. Si él está en otra situación, [no se atreve verbalizar cual sería esa situación], pido a Dios encontrar su cuerpo y que alguien pueda enterrarlo y yo pueda saber donde está para llevarle flores. Siento en mi corazón que todavía está vivo. Rezar me consuela. Asistir a misa los domingos me ayuda. Les digo a los miembros de mi comunidad de fe que no creo que yo vaya a morir hasta que no sepa algo definitivo a cerca de Rafael. Personalmente he visto gente que ha pasado por esta misma situación y que ha carecido de la ayuda de la fe para hacerle frente. Ellos rápidamente se han vuelto amargados y han endurecido su corazón. Lo cual no les ayudará a sanar.
Hasta que me jubilé hace año y medio, trabajaba en el servicio de correos gubernamental. Allí encontré mucha, mucha gente que cada día me apoyaba. Mi marido me apoya. Soy afortunada por tener tanta gente cariñosa a mi alrededor.
Para una madre es muy duro no saber donde está su hijo y si está vivo o no. Espero alcanzar un día la respuesta a las preguntas entorno al misterio de su desaparición. Nuestra familia necesita desesperadamente pasar página.
Lo más duro de vivir en El Salvador está relacionado con la economía y la inseguridad. Por el contrario, lo mejor de vivir en este país es la esperanza de que estas cosas cambiarán y mejorarán.
Asesinatos innecesarios causados por el desempleo, así como migraciones fuera del país, son aquí problemas enormes. Un resultado colateral no buscado ocurre cuando el padre deja el país y los hijos son reclutados para convertirse en pandilleros. Las pandillas han sido responsables de dividir a las familias. La peor situación se da cuando ambos padres dejan el país para intentar mejorar su situación solo para encontrar que el resultado es malo y que la situación empeora. Pues los niños carecen de guía y supervisión. Se quedan al cuidado de los abuelos que carecen de la energía para controlarlos o de unas tías y tíos a los que no respetan. El dinero enviado a los hijos puede servir para que lo gasten en lo que quieran haciéndoles sentir que tienen derecho a él y lo gastan imprudentemente.
Como país necesitamos mejorar la situación económica para que nuestra gente no se sienta obligada a emigrar fuera del país para trabajar en el extranjero. A través de individuos y organizaciones como COFAMIDE dando a conocer lo difícil y peligroso que es hacer ese viaje, especialmente a la luz de las masacres cometidas por las bandas y los carteles de la droga, podemos despertar las conciencias de nuestra gente. Si contamos nuestra historia repetidamente, puede que surjan mejores respuestas.
Mi más importante objetivo está en lograr su apoyo para compartir esta historia con sus lectores. Hablen con sus líderes sobre como cambiar las políticas nacionales de inmigración. Gracias.
Nota del Editor: Incluso después de todos estos años, las lágrimas continúan llenando los ojos de Ana mientras aprieta la carta que la chica le escribió en 1990 con la esperanza de que Rafael haya alcanzado su objetivo.
… al menos pudimos ver el cuerpo de Justino, sabemos que está muerto. Es peor, la angustia por una persona desaparecida; al menos con la muerte llega el consuelo. Con una persona desaparecida matan dos pájaros de un tiro; todos aquellos que viven una desaparición están atenazados por la angustia. Y la angustia es una forma de muerte lenta.” (“Un día en la vida” de Manilo Argueta. pg. 178)”
En el folleto en español que me dieron encontré que COFAMIDE tiene oficinas en Honduras, a lo largo de Méjico, en D.C., y en todas las principales ciudades fronterizas de los Estados Unidos. E-mail: cofamide.elsalvador@yahoo.com
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