Maria Julia Garcia – Spanish

MARIA JULIA GARCIA

Translated by Santiago Sanchez

Sin publicar

“Quería ayudar a la gente de El Salvador porque sabía que no podíamos evitar una guerra civil. Me mantuve políticamente imparcial para poder tratar a los enfermos”

Nota del editor: Nuestro amigo en Cristianos por la Paz (CRISPAZ) Francisco Ugarte, nos recomendó entrevistar a la Hermana María, una Hermana Carmelita que ejerce de Directora General del Hospital Divina Providencia, familiarmente conocido como el “Hospitalito” por los Salvadoreños.

La  razón por la que Francisco nos sugirió a la Hermana María fue porque las monjas de la Comunidad Religiosa de las Carmelitas Misioneras de Santa Teresa, quienes  desinteresadamente han mantenido este hospital para el cáncer durante 50 años, son generalmente ignoradas y subestimadas. En realidad todo el hospital está eclipsado por los otros dos edificios que comparten los mismos terrenos.

La Capilla de la Divina Providencia es el templo donde Monseñor Oscar Romero fue asesinado, y el Centro Histórico de Monseñor Romero, cruzando la calle es donde él vivía. Peregrinos de todo el mundo vienen a visitar estos últimos sitios olvidando que el hospital es la razón que llevo a Monseñor Romero a vivir y practicar el culto allí  cerca y en solidaridad con sus pacientes.

CRISPAZ eligió honrar al grupo de las tres hermanas que en primera instancia dirigieron el hospital durante la ceremonia anual de reconocimiento de CRISPAZ, la Hermana María nos dijo que era la primera vez que la orden recibía un reconocimiento por su labor en sus cincuenta años de historia.

(antes de compartir la historia de la Hermana María y el Hospital de la Divina Providencia, veamos una sinopsis abreviada de los otros dos edificios del mismo campus que atraen la atención de los visitantes).

El 15 de agosto de 1977, con ocasión del sesenta cumpleaños de Monseñor Romero, las monjas le regalaron una pequeña casa al otro lado de la calle enfrente de la capilla. El respeto de Monseñor Romero por el trabajo de las Hermanas fue la razón por la que él les donó los 10,000$ del Premio de la Paz con el que fue galardonado, que ellas emplearon en abrir un orfanato para los niños de los pacientes de cáncer. Su casa es ahora un museo, el Centro Histórico de Monseñor Romero, abierto a visitantes en grupos guiados. El Centro contiene muchas de sus pertenencias personales tales como ropa, libros, documentos, y los ornamentos y ropa que llevaba cuando fue martirizado.

El otro lugar de turismo de millares de visitantes anuales es la Capilla de la Divina Providencia, donde Monseñor Romero fue asesinado mientras decía misa el 24 de marzo de 1980. Es una parroquia activa donde se celebra misa diariamente, se celebran bodas, bautizos, Primeras Comuniones, Confirmaciones, y Celebraciones por los quince años. La Capilla de la Divina Providencia se estableció originalmente para proporcionar apoyo espiritual a los pacientes del hospital. Monseñor Romero la consagró el 16 de julio de 1974.

El Hospitalito – La Hermana María empieza compartiendo una breve historia del hospital en si mismo. Una monja Carmelita de México, la Hermana Luz Isabel Cuevas, vio la necesidad de atender a los pacientes salvadoreños sin tener en cuenta su situación económica, la Señora Bertha Rivas de Albiñana donó la tierra para el hospital. El cual fue construido en 1966. Cuando Oscar Romero era todavía un cura que vivía en San Miguel, el sintió una gran compasión hacia todos los individuos que sufrían de cáncer. Venía con frecuencia aquí para atender sus necesidades espirituales.

Originalmente el hospital proporcionaba los tratamientos estándar para el cáncer incluida la radiación. En esos primeros días los pacientes de cáncer, especialmente aquellos que vivían lejos de los núcleos urbanos, eran dejados sin tratamiento o tenían que esperar durante muchísimo tiempo para recibirlo.

Con el tiempo los cuidados de los pacientes empezaron a incluir mejores procedimientos para controlar el dolor, y mas recientemente cuidados paliativos que no solamente incluyen cuidados médicos, sino cuidados espirituales para ellos y sus familias. Los cuales se centran en la calidad de vida durante las etapas finales de la enfermedad. Para aquellos cuya enfermedad esta avanzada, incluye ayudarles a aceptar la enfermedad y a morir con dignidad. El hospitalito tiene una capacidad disponible de 70 camas.

La historia de la Hermana María:

¿Cuándo tomó la decisión de ser monja y por que escogió las Carmelitas?

Nací en 1952 y soy la mayor de cinco hermanos. En 1970 cuando vine a esta congregación, fue una atracción como cuando uno se enamora y piensa “este es mi amado”. Vi a las Carmelitas trabajando en el hospital y a las enfermeras atendiendo a los enfermos. Fui consagrada en 1979 en mi casa madre de formación en Guatemala.

También me convertí en enfermera. Cuando yo estudiaba había dos niveles de enfermería, pero ahora hay tres en el país. Han añadido niveles técnicos. Las enfermeras aquí deben recibir la aprobación del ministerio de salud. Quería ayudar a la gente en El Salvador porque sabía que no podíamos evitar una guerra civil. Me mantuve políticamente imparcial para poder tratar a los enfermos.

¿Apoyaron sus padres su decisión?

Mi padre lo hizo pero mi madre no. Ella quería que me casara. Todavía cuido de ella en su cercana comunidad mientras lucha contra el Alzheimer a sus 94 años.

¿Conoció personalmente a Monseñor Romero? Si lo conoció, ¿cuál fue su respuesta ante su muerte?

Estaba sirviendo en una comunidad cercana cuando fue asesinado. Me impactó grandemente, me llenó de mucho dolor y tristeza. Todas nuestras hermanas sabían quien era. Era un amigo cercano de las hermanas de la comunidad y de los enfermos del hospital. Celebraba con los pacientes y oraba con ellos. El hospital no puede separarse de Monseñor Romero.

¿Cuáles fueron las consecuencias para el hospital tras el asesinato de Monseñor Romero?

Cuando él estaba vivo, había muchas donaciones para el hospital. Después de su muerte, muchos pensaron que él estaba demasiado comprometido políticamente, que era un busca problemas que había apoyado a la guerrilla. Las donaciones disminuyeron mientras recibíamos mas pacientes. Había menos interés por el hospital.

¿Continúan las dificultades financieras en el hospital o ahora el país cubre los costes del mismo?

Anualmente recibimos 100,000$ para medicinas pero gastamos 300,000$.

¿De dónde viene la diferencia?

(Ella junta sus manos y mira arriba) Le pedimos al Señor. Nos sustentamos mediante donaciones y algunas veces hacemos colectas como las de la celebración del 50 aniversario a la que la prensa ayudó mediante anuncios. Incluso la Escuela Americana de aquí ayudó proporcionándonos la rampa para minusválidos que necesitábamos. Algunas veces la gente dona judías y maíz para ayudarnos. Y apreciamos a los voluntarios que nos ayudan, gracias a Dios; me siento cansada. Llevo aquí 15 años.

¿Que hace para re-energizarse con una agenda tan frenética?

Tenemos oraciones por la mañana y por la tarde que me dan fuerza. Hacemos retiros de una semana dos veces al año en nuestros centros de retiro. Ellos son de gran ayuda. Uno esta aquí en El Salvador y otro en Guatemala.

¿Ha dudado alguna vez acerca de su vocación?

Nunca. Soy muy feliz.

                                                              

¿Durante su mandato como administradora del hospital, qué cambios ha visto?

El especial cuidado para el control del dolor como la morfina que ayuda a los pacientes a sobrellevar sus altos niveles de dolor. Añadiendo apoyo espiritual a las familias para ayudarlas a aceptar la enfermedad y quizás la muerte, dando apoyo moral.

Háblenos de su personal.

En el 2000 contratamos mas doctores y enfermeras. Actualmente empleamos 18 enfermeras y 5 doctores, un farmacéutico para nuestra farmacia, proporciona terapia respiratoria, ayuda psicológica, y P.T. voluntarios. No todos los empleados son Carmelitas o de ordenes religiosas.

 

Una de las monjas que organiza las giras.

¿Qué nos puede decir de su personal administrativo?

Tenemos un grupo de siete trabajadores. Ahora tres de ellos son mayores y un poco enfermos. Uno se cayó y se rompió la cadera. Tres de nosotros estamos trabajando muy duro para repartirnos las responsabilidades. Uno trabaja principalmente en la biblioteca; otro trabaja en el centro histórico. Yo hago el resto incluyendo las admisiones, la contratación del personal, los registros, la administración. No hay suficientes horas en un día.

¿Trabajará usted en algún otro lugar?

Esa decisión le corresponde a mi superior y a las necesidades que se presenten en la reunión de revisión que se lleva a cabo cada dos años. Sería necesario reubicarme en un país de habla hispana. Siempre he querido aprender Inglés pero no he tenido tiempo para hacerlo.

¿Atiende su hospital a cualquier paciente de cáncer?

Nosotros no nos hacemos cargo de los niños porque el hospital David Bloom se ocupa de ellos.

¿Cuál es la parte más gratificante de su trabajo?

Soy feliz de poder ayudar a los pobres a los que nadie mas ayuda.

¿Cuál es su deseo para el hospital?

Nos encantaría incrementar el número de los que nos apoyan para continuar creciendo. También me gustaría ver que mi congregación encuentra mas enfermeras.

 

 

¿ Cuál es su deseo para su país?

No me gustaría ver el dolor de aquellos que sufren alguna discriminación. Hay mucha gente trabajando para reducir la violencia; muchos trabajando con las mujeres; muchos trabajando en HIV/AIDS, pero pocos trabajando para ayudar a los pacientes de cáncer.

Nota del editor: María nunca pensó recibir el premio de CRISPAZ en reconocimiento del trabajo de las monjas en el Hospitalito. Yo lo traje a colación y ella se sonrojo extrañada de que yo lo supiera. En ese punto ella recalcó que este lugar es conocido como el sitio donde fue martirizado Monseñor Romero, sin embargo aquellos a los que él admiró y con los que trabajó codo con codo sirviendo en el hospital necesitaron 50 años para recibir el merecido reconocimiento.

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