Juan Antonio Galdamez Monge – Spanish

Translation by Santiago Sanchez

“Solo podíamos desear que la vida de esta niña fuese respetada. “

Nota del editor: La frase “Danos hoy nuestro pan de cada día” toma un significado muy literal en esta historia de un hombre que da gracias exáctamente por eso porque algunos días eso es todo lo que tiene.

Los salvadoreños que viven con trastornos físicos, emocionales o mentales sufren mucho.  El sistema no parece funcionar en El Salvador como para proporcionarles consistentemente apoyo financiero o darles dignidad. Juan se convirtió en discapacitado visual como resultado de un accidente; su esposa quedó ciega como resultado de un asalto. Ya no pueden atender las necesidades básicas de su familia.

Este hombre tiene todas las razones posibles para vivir en el miedo, la desesperación, la venganza y el odio. En su lugar, al levantarse cada día celebra la vida dando gracias a Dios. Es una inspiración para todos los que le conocen y tienen el privilegio de encontrarse con él. Vive su vida como una gran declaración de su fe.


Juan sentado en su porche delantero con su perro de confianza.

Mis padres y abuelos fueron influyentes en mi niñez al enseñarme el valor del trabajo duro. Según la temporada, mi papá trabajaba en los campos de caña de azúcar o recogía café en o cerca de nuestro pueblo de San Juan Opico en La Libertad. Papá también plantó una parte de nuestra tierra con maíz con el fin de proporcionar sustento a nuestra familia en forma de tortillas diarias. El papel de mi madre era cocinar y cuidar de nosotros los niños, y el ama de casa en nuestro hogar. Siento que el trabajo es una de las cosas más importantes que puedes aprender en la vida. Fue una herencia maravillosa que mis padres me transmitieron.

Mi papá y mis tíos eran unos grandes bebedores, sin embargo, yo intentaba a veces escapar de casa para evitarlos. Recuerdo que una vez me metí en problemas cuando me encontraron apostando en medio de un grupo de hombres. Aparentemente, era muy peligroso para un niño estar entre ellos.

Nunca tuve una gran vida social, pero tuve una buena relación con mis maestros. Ellos fueron excelentes modelos a seguir y a menudo me invitaban a sus casas para almorzar.

Cuando tenía 14 años tropecé accidentalmente con un palo golpeándome en la cabeza y dañándome un ojo. El otro ojo nunca funcionó bien desde niño. Los doctores no pudieron curarme y desarrollé cataratas. Acabé ciego. Esto fue en 1963.

En ese momento mi educación tuvo un final abrupto.

Mi esposa (de hecho), Milagro y yo no tenemos hijos biológicos, pero tenemos una hijastra y un hijastro. En 2006 mi esposa y yo estábamos durmiendo cuando unos hombres vinieron a robarnos a punta de pistola. Somos pobres y no teníamos nada de valor para que se llevaran. Nos dijeron que nos fuéramos de la casa. Me hirieron en un brazo, y violaron a Milagro que más tarde también quedó ciega a consecuencia de una infección resultante de ese ataque.


MILAGRO CUIDA DE SU VIDA JUNTOS.

NLos ladrones dijeron que planeaban agredir sexualmente a nuestra hijastra de cinco años. Les suplicamos que no la lastimaran. En ese momento, aunque tenía ganas de matar a esos hombres, mi reacción fue arrodillarme al lado de la cama y pedir al Señor que los ladrones respetaran nuestras vidas. La reacción de mi esposa fue casi idéntica a la mía. No podíamos enojarnos ni mostrar ira. Solo podíamos desear que la vida de esta niña fuera respetada. Este fue el momento más difícil de mi vida. Afortunadamente, no hicieron daño a nuestra niña.

Conocíamos a aquellos hombres y nos advirtieron que si los denunciábamos a la policía o íbamos al juzgado, volverían y nos matarían. Cogieron un par de botas y se fueron.

Ni Milagro ni yo hemos recibido entrenamiento de movilidad o en Braille para contrarrestar nuestra ceguera.

A consecuencia de las secuelas de este acontecimiento, tuvimos que vender una porción de nuestra tierra para poder sobrevivir. Poseíamos medio acre que vendimos muy barato, por 30.000 colones ($3300). La razón por la que tuvimos que vender la tierra fue para pagar un préstamo bancario de 2003. Esto fue difícil para nosotros porque la tierra era una fuente de alimento/de vida, pero era necesario hacerlo para devolver el préstamo al banco.

La única porción de tierra que nos queda es la zona donde se encuentra la casa. Mi hermano Alfredo, disminuido física y mentalmente, vive con nosotros. Algunos de nuestros parientes nos ayudan de vez en cuando con un poco de dinero y esto nos proporciona un gran alivio.

La supervivencia es el mayor milagro de Dios en mi vida. Creo que Dios estaba probando mi fe. Cada día me despierto dando gracias a Dios por otro día y le pido que bendiga a nuestra familia. Hay días en los que la única comida en la mesa es una tortilla con sal. Pero siempre doy gracias a Dios por este pan de cada día.P

Cuando me levanto cada mañana alrededor de las 7 AM desayunamos si hay comida. Luego saco agua del pozo de 5 metros de profundidad usando un sistema de cuerdas y cubos. Si hay actividades de la iglesia durante el día, trato de asistir a ellas. Disfruto escuchando noticias o programas religiosos en la radio. Algún día me gustaría tener una Biblia hablada para escucharla ya que no puedo leer. Me voy a la cama alrededor de las 9 PM..

A veces me siento frustrado debido a que mis limitaciones me impiden apoyar a mi familia. Quiero ser capaz de mantenerme saludable y tener una fuente de ingresos para poder costear lo más básico, incluidos los medicamentos cuando los miembros de la familia los necesiten.

Mi sueño para el país es un cambio social, que todos podamos vivir en paz. Necesitamos que cese la violencia y que El Salvador sea una nación segura..

Actualmente tengo 65 años y vivo por la gracia de Dios.

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